domingo, 30 de mayo de 2010

Todo obra para bien.


Era domingo. Nos juntamos temprano en casa de Nora. Llegamos al lugar de la actividad, era hermoso. La naturaleza y su encanto estaban manifestados en cada parte y en cada elemento de allí.

Entre conversaciones típicas se encontraban los dos grupitos.
Pasaban de las 10:00 a.m., era tarde pues hacia una hora nuestros distinguidos invitados debían estar allí, claro, a menos que algún contratiempo o disturbio impidiera que hicieran uso de la puntualidad.

Luego de varias llamadas, se decidió recoger todo y cancelar la actividad. La directora del proyecto se enojo bastante y con mucha razón. Era domingo, nos levantamos temprano y con mucho amor preparamos todo, de manera desinteresada.
¿Y ahora qué? Se nos ocurrió la idea de visitar un orfanato que se encontraba cerca del lugar.

Llegamos y nos recibieron dos mojas. Conversamos un poco sobre las niñas que allí vivían.

Entregamos la donación y al ver las niñas entendimos que Dios obra conforme sus propósitos. Esas niñas necesitaban más de nosotros que aquellas personas que nos dejaron plantadas.

Fue una bonita lección. También doy gracias a Dios por bendecirme con personas tan maravillosas como mis amigos de JCI-Santiago, quienes me han acogido en una organización que brinda oportunidades como estas de aprender y crecer.
Debemos dejar que Dios obre y confiados esperar encontrar el propósito en lo que sucede.

Esta ha sido una gran experiencia que me motiva a confiar más en Dios en los percances de mi vida. Todo cuanto sucede es por una razón muy especial.
Abramos el corazón siempre para mirar mas allá de lo que nos sucede día a día.

Dios nos conceda su Gracia y su Sabiduría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario