martes, 29 de junio de 2010

Me dio pique y luego, me derretí.

Luego de recibir un buen consejo y una regañadita por tener mi blog abandonado...he aquí algo.

No me quiero sentar a comer sin antes plasmar dos situaciones que merecen, a mi juicio, ser compartidas.

Cuando iba a cruzar la calle para abordar el transporte público que me traslada a casa, sentí una impotencia y me embargó el “pique”. Nada más y nada menos que una manguera parecida a la que usan los bomberos votando agua. La manguera salía de la marquesina de una casa.

No me aguanté y pregunté por qué estaban votando tanta agua. “Es que están limpiando la cisterna”. Y mientras ellos "limpian la cisterna", miles de personas carecen del preciado líquido. Mientras ellos no buscan otra manera de sacar el agua de la cisterna la JCI Santiago hizo una campaña el pasado domingo para recaudar fondos y construir un acueducto para que personas de comunidades retiradas puedan recibir AGUA.

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” o mejor aun “nadie valora lo que tiene hasta que se ve sin ello”. Es cuestión de consciencia. Recuerdo que mi tía me decía cuando me veía que fregando dejaba la llave abierta: “el agua que votas, nadie la aprovecha”. Hoy entiendo.

Me sentí mejor luego…

El concho de la U se detuvo. Pleno sol de las 12. Cuando abrí la puerta delantera, el anciano bien vestido con saco y un rostro lleno de arrugas y con una papada colgante pero que sin embargo guarda las huellas de un hombre apuesto y elegante no se movió para que me pudiera montar, puso una sutil resistencia. No quería ir incomodo o quizá no quería que la señorita, o sea YO no fuera a su lado. Eso pensé. “Está bien, yo me monto detrás” dije, sin molestarme.

Cuando me bajee, el también lo hizo.
- ¿ A dónde va usted señorita? Preguntó.
-Voy a cruzar. Contesté.
-Ah, era para acompañarla. Yo voy para allá, señaló. Soy el doctor Vega, para servirle.
_Ay muchas gracias. Soy Amalfi. Periodista, bueno, estudio y ya trabajo en el Listín Diario. A su orden, dije.

Diciendo así me ponía a su “nivel profesional”. Pero NO! Yo soy Amalfi Eguren, antes de periodista, soy alguien que ama a los ancianos. Por eso me causó tanta ternura. En breves minutos ese señor le dio un matiz distinto a mi día y al concepto de la juventud. La buena actitud, la educación y la amabilidad no deben perderse.
Me derritieron sus palabras. Ese momento para mí fue una bendición.

P.D. No hay que prejuzgar ni asumir las cosas de manera personal.