lunes, 31 de mayo de 2010

Inseguridad ciudadana: ni los muertos se libran.

Hay quienes dicen que no hay que tenerle miedo a los muertos sino a los vivos. Realmente es así. El día de ayer, un Inspector General de la Marina de Guerra fue asaltado en el cementerio Cristo Redentor en la capital, cuando se disponía a visitar la tumba de su madre.

Ayer le toco a ese señor, pero es muy común que los difuntos sean profanados para robar los ataúdes, los velones, las flores y hasta las fotografías de los fallecidos.
Es lamentable y vergonzoso ver que es necesario romper los féretros a la hora de enterrar un muerto para evitar que le sea sustraído su ataúd.

Estamos ante una situación de total inseguridad ciudadana, donde ni los cadáveres de nuestros seres queridos están exentos de ser ultrajados.

Ah, pero eso no le sucede a los muertos de camposantos privados. Lo difícil es acceder a estos privilegiados cementerios. Costosos por demás, bueno costosos para el bolsillo de la gente común que no tiene dinero. Entonces? La seguridad ciudadana hay que comprarla?

De ser así, ay de nosotros que tendremos que soportar siempre atropellos, violencia, robos y para el colmo que los restos de nuestros familiares y amigos no puedan descansar en paz.

El ayuntamiento tiene la responsabilidad de cuidar, preservar y vigilar los cementerios debe disponer de vigilantes que día y noche monten guardia en el camposanto. No es solamente recoger basura y ofrecer el ornato de la ciudad y sus calles, también es urgente que se tomen medidas para contrarrestar este mal que si bien afecta un cadáver también daña la dignidad de nuestros familiares y la nuestra. Debemos estar claros que las personas, incluso después de muertas tienen dignidad.

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